Ecosistema digital en ALC

Ecosistema digital en ALC

Como fue desarrollado en la nota anterior, el impacto económico-social de la extensión de las Tecnologías de la Información y Comunicación (TIC´s) en la región, está afectando variables importantes que hacen a la competitividad y desarrollo; aunque aún no haya logrado una distribución equitativa entre los sectores más amplios de la población que permita beneficiarse totalmente de la economía digital.

Desde el año 2010, el acceso a infraestructura de telecomunicaciones en América Latina se expande sostenidamente a razón de una tasa del 10,5% (CEPAL 2021), gracias a significativas inversiones de agentes privados y políticas públicas diferenciadas que permitieron, en un período relativamente corto, que la mitad de los latinoamericanos se conviertan en internautas (incentivados por una disminución de costos de acceso y de equipos, seguido de un aumento de la cobertura).

Fuente: Katz 2015

Sin embargo, esto no es suficiente para cerrar la brecha digital existente en la región. Aun se requiere mayor inversión para ampliar la conectividad y políticas públicas diferenciadas para atacar la problemática de exclusión. En particular, y a partir de la pandemia del COVID19, se iniciaron acciones legislativas para tratar la conectividad y el acceso a dispositivos como un derecho.

De hecho, es posible observar que existe una tendencia creciente a la adopción de legislación/regulación relacionada con las aplicaciones digitales, ocupando más espacio en la agenda pública y política. En esta encuesta de ITU, 73 países de 137 informaron en 2019 de la adopción de algún tipo de reglamentación sobre aplicaciones digitales en sus territorios.

Fuente: ITU

Ahora bien, cuando se observan los datos desagregados, éstos indican que hubo un crecimiento acelerado del uso de internet en la región, dónde en tan solo 7 años, la adopción de tecnología se duplicó; pero también dejan en evidencia el rezago de las zonas rurales frente a las urbanas, y de las economías de la región frente a las más desarrolladas del mundo. He aquí la brecha digital en su dimensión local y global. 

 

 

También podemos desagregar el acceso a teléfono celular según géneros y zonas geográficas, denotando que la desigualdad en el acceso entre hombres urbanos y mujeres rurales. Esto demuestra que el género y la residencia interactúan produciendo brechas aún más profundas en el acceso a la economía digital.

Fuente: Sociallab (América Latina y el Caribe)

Cerrar la brecha implica (i) desarrollar competencias en las personas para poder dar un uso significativo a internet, (ii) acceso a conectividad de calidad y (iii) contar con servicios online que sean relevantes para las poblaciones que hoy día pueden eventualmente estar conectados, pero no acceden a servicios que les sean útiles.

Esto es particularmente relevante en el caso de micro, pequeñas y medianas empresas. Las TIC ofrecen una oportunidad de diversificar las economías regionales y constituir nuevas industrias, además de facilitar los encadenamientos productivos y mejorar la eficiencia en la creación de valor. Es un factor central (aunque no único) para mejorar la baja productividad de los países de América Latina e iniciar un proceso de convergencia con economías más desarrolladas.

El ecosistema digital en la región es aún incipiente y ha generado externalidades positivas como empleo e ingresos fiscales, aunque aún no se consolidó en el terreno de los servicios, desarrollo de contenidos y aplicación; sectores clave en donde la creación de valor tiene mayor potencial futuro. Mientras que los internautas de otros países tienden a conectarse con sitios locales, el usuario latinoamericano accede principalmente a plataformas y contenidos desarrollados por agentes externos a la región.

Estos datos evidencian una falta de contenido local que genera transferencias de renta al exterior de América Latina y la falta de un desarrollo autónomo del sector digital que transforme la matriz productiva. Entendemos que Latinoamérica tiene una ventaja competitiva con respecto a otras regiones, que aún no ha logrado “explotar” en pos de crear un mercado regional que permita la escalabilidad y reducción de costos: la unidad lingüística. Pero para lograrlo, es necesario que (en palabras de Raúl Katz) “… la agenda futura radique en la necesidad de combinar diferentes enfoques —verticales y transversales— que incluyan el desarrollo de una industria digital, la adopción de tecnologías digitales en procesos productivos (minería, agricultura, logística), combinados con la formación acelerada de capital humano que potencie las dos áreas precedentes.”

El proceso de transición hacia una economía digital, es una enorme oportunidad y desafío para la formación profesional ya que la formación acelerada de competencias para esta economía requiere de organizaciones que no solo sean competentes en temas tecnológicos, sino y aún más importante, dispongan del expertise y capacidades para desarrollar procesos formativos significativos.

Fuentes para realizar esta nota: