Digitalización y organización del trabajo

Digitalización y organización del trabajo

Los recientes avances tecnológicos están impactando fuertemente en la forma en que la economía y la sociedad demanda productos y servicios de las empresas. Pero al mismo tiempo, le permite a éstas mejorar la eficiencia de los procesos de trabajo existentes y de definir e implementar nuevos procesos de trabajo antes no considerados que den respuesta a este nuevo escenario de producción-demanda.

(i)      Por una parte, las empresas se ven expuestas a desarrollar continuamente nuevos productos e integrar la retroalimentación de los consumidores o usuarios en el diseño de su oferta. La evaluación y selección de proveedores e inclusive personas para el trabajo, se hace en forma más flexible que antes. De esta forma la composición de equipos de trabajo y de la cadena de suministro cambia con más frecuencia.

Este modelo disruptivo, está impulsando formas de comercio y negocios en red, muchas veces deslocalizados, a través de interacciones en red compuestas por proveedores, clientes y productores.

Al poder elegir entre más proveedores y personas para el trabajo, la empresa contratante se ve beneficiada, tanto en la negociación de costes como en la base de competencias accesibles. Este beneficio tiene una contracara importante: el proceso de trabajo se complejiza y aumentan las situaciones no previstas. Recordemos que se trata de un escenario donde el feedback y la relevancia del cliente se han vuelto centrales; por lo cual, las empresas deben prever estrategias y procesos que atiendan a los imprevistos que genera un escenario de provisión y producción más complejo.

(ii)     Esto nos lleva a un segundo factor que requiere ser modificado: las viejas estructuras organizacionales piramidales, dado que no responden a tiempo y con los niveles de innovación que un mercado crecientemente involucrado en la definición del producto, demanda. Será clave para enfrentar los imprevistos con proveedores, trabajadores y clientes, tener estructuras de trabajo basadas en equipos polifuncionales y que cuyos miembros se complementen. La capacidad de tomar decisiones estará más distribuida y no podrá esperar a subir y bajar escalones de la pirámide.

En este marco se están redefiniendo las empresas y por consiguiente las habilidades necesarias para la empleabilidad en las mismas: la demanda de competencias menos avanzadas y sustituibles, gracias a la automatización, está cayendo. Mientras que la demanda por habilidades blandas, como aquellas más vinculadas a la resolución de problemas complejos (cognitivas), trabajo en equipo (socio comportamentales) y las vinculadas a la adaptabilidad; aumenta en países emergentes como en avanzados. Ya no solo existen sustituciones de empleos viejos por nuevos, sino que son las habilidades de los trabajadores las que cambian simultáneamente.

Estas habilidades, junto con las de análisis crítico y creativas son además clave para procesos de aprendizaje a lo largo de la vida. Una mirada hacia empresas y economías más productivas y competitivas requiere entonces de una fuerte inversión en el desarrollo de estas habilidades y de su integración efectiva en las competencias laborales tanto en procesos formativos para jóvenes como en estrategias de formación continua incluyendo upskilling y reskilling.

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